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Otro escándalo en el Gobierno de Petro: denuncian maltrato y acoso laboral en RTVC

El presidente Gustavo Petro ataca la libertad de prensa. (Dibujo: GROK - IA)

Juan Pablo Herrera Castañeda aseguró que el gerente Hollman Morris lo sometió a presunto maltrato laboral. Además, informó que existen más casos que no han salido a la luz pública por miedo.

No cesan las denuncias de empleados y contratistas del Sistema de Medios Públicos Rtvc por presuntos malos tratos y acoso laboral por parte del gerente de la entidad, Hollman Morris.

Aunque ya se habían hecho públicas varias quejas contra el periodista afín al presidente Gustavo Petro, en la tarde del martes 18 de marzo se conoció una nueva carta de un productor del medio que, según sus palabras, se considera víctima del supuesto modelo de acoso que impera en el canal.

En el texto revelado por El Colombiano, Juan Pablo Herrera Castañeda, quien trabajó hasta 2024 en Rtvc según su perfil de LinkedIn, relató su experiencia en el sistema público de medios, describiendo un entorno laboral marcado por el presunto maltrato, la humillación y el abuso de poder.

En su misiva, Herrera reflexionó sobre su incapacidad para enfrentar los abusos que presenció y vivió, y pidió perdón a sus compañeras de trabajo por no haberlas defendido en momentos críticos.

“Escribo para sanar mi mente, mi espíritu y mis sentimientos, para estar en paz con mi pasado y para perdonar a quien alguna vez fue mi héroe. Un hombre que, para mí, representaba la valentía del periodista que arriesga su vida para dar voz a los débiles, con una sed ardiente de justicia. Fue mi primer referente y comencé mi carrera audiovisual buscando ser como él, contando las historias de dignidad de los pueblos en un país sembrado de muertos”, señaló el productor.

Herrera apuntó directamente contra Hollman Morris, a quien llamó “el hombre de las naranjas”, acusándolo de liderar un círculo de maltrato y abuso dentro de la entidad.

Según el productor, Morris y su entorno crearon un ambiente laboral opresivo, caracterizado por gritos, humillaciones y un irrespeto sistemático hacia los empleados.

“Hasta que muchos años después fui una víctima. Hasta que, cuando me tocó enfrentar el abuso, me quedé inmóvil. Paralizado por dentro y por fuera, incapaz de alzar la voz cuando me violentaron. Cuando el miedo y la angustia me dejaron sin fuerzas”, expresó en su carta.

En su testimonio, Herrera también cuestionó al presidente Gustavo Petro, sugiriendo que su discurso público de justicia y amor contrasta con las acciones de algunos de sus colaboradores cercanos.

“No pude enfrentar el maltrato. Ni el mío ni —lo que es aún peor— el de mis compañeras de trabajo. No exploté en la furia de mi dignidad como creía que lo haría antes de vivir esos abusos. Me consumió el peso del poder del favorito del primer presidente de izquierda de mi país, que en público predica el amor efectivo de Camilo, pero que en privado celebra y eleva a los machos maltratadores que le son fieles. Tal vez el presidente sea distinto a los abusadores que lo rodean. No lo sé”, expresó Juan Pablo Herrera en su carta.

El testimonio también incluyó una dura crítica a la gestión de Morris en los medios públicos, a quien describió como un “emperador de provincia” que actúa sin planificación ni responsabilidad.

Según el productor, la gestión de Hollman Morris ha estado marcada por la falta de ética y un afán por alimentar su ego y vanidad, dejando un rastro de destrucción a su paso.

“Fueron tiempos oscuros. Acusaciones, gritos, regaños, irrespeto sistemático, humillaciones e injusticias. Un entorno laboral que se convirtió en una cárcel emocional. Noches y noches de pesadillas con el hombre de las naranjas y sus seguidores. Insomnio, temblores nocturnos. Despertar cada día con angustia para asistir a la rutina de ser señalados, apartados, desestimados y silenciados. Sé que no fui el único. Fuimos muchos quienes vivimos el mismo infierno sin poder hacer nada”, comentó el productor.

Además, Herrera denunció que las mujeres que se atrevieron a señalar los abusos fueron silenciadas, calumniadas o expulsadas de la entidad, mientras que otras enfrentaron amenazas, incluso por parte de la justicia que debería protegerlas.

“Este hombre, experto en la mentira oportunista, se declara víctima ante el mundo, pero es un victimario. En su afán por proteger a su partido y a su líder, no tiene escrúpulos para destruir a sus adversarios con crueldad. Ha aprendido a ser un sicario moral. Y entendió que para jugar al poder hay que volverse desalmado y calculador. Aprendió a diseñar estrategias para inocular su odio contra quienes piensan diferente o contra quienes lo enfrentan”, concluyó el productor.

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