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Pésima gestión

Petro y su obstinación contra el metro: una amenaza para la movilidad en Bogotá

La controversia sobre la primera línea del metro de Bogotá sigue escalando, en gran parte debido a la actitud irresponsable y obstinada del presidente Gustavo Petro. (Foto: GROK - IA)

La controversia sobre la primera línea del metro de Bogotá sigue escalando, en gran parte debido a la actitud irresponsable y obstinada del presidente Gustavo Petro, quien insiste en boicotear un proyecto clave para la movilidad de la ciudad.

En esta ocasión, la Red Académica de Movilidad, conformada por expertos en transporte y urbanismo, alzó la voz para cuestionar las declaraciones erráticas y sin fundamento del mandatario, quien ha insistido en que el metro elevado "no le servirá a Bogotá", pese a las pruebas técnicas que demuestran lo contrario.

A través de una carta, los académicos desmontaron la narrativa de Petro, advirtiendo que sus afirmaciones no solo son falsas, sino que generan un clima de desconfianza innecesario entre los ciudadanos.

“Lo invitamos, con el respeto y la dignidad que se merece el señor presidente, a ser preciso con las fuentes de sus afirmaciones”, expresaron los expertos, dejando en evidencia la falta de rigor y seriedad con la que el jefe de Estado aborda un tema de esta magnitud.

Los estudios técnicos encargados por el mismo Gobierno Nacional respaldan la viabilidad del metro elevado. La Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI), en un análisis para la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), concluyó que los beneficios económicos del proyecto superan ampliamente sus costos.

Concretamente, se estima que los 18,6 billones de pesos en beneficios exceden los 17,5 billones de costos, incluyendo impactos negativos temporales durante la construcción. Además, se determinó que los ciudadanos ahorrarían 3,3 billones de pesos en tiempos de viaje, lo que refuerza la necesidad de avanzar con la obra sin más trabas políticas.

Pero Petro, lejos de escuchar a los expertos, sigue aferrado a su obsesión con un metro subterráneo, pese a que los estudios comparativos indican que esta alternativa sería mucho más costosa (20,3 billones de pesos) y enfrentaría obstáculos legales y financieros aún mayores. Su insistencia pone en jaque el futuro del transporte en la capital y refleja una gestión caprichosa, carente de visión y desconectada de la realidad.

Por si fuera poco, la crisis fiscal del país añade otra capa de incertidumbre, ya que el Gobierno ha planteado recortes en la asignación de recursos para el año 2025.

Sin embargo, la Red Académica de Movilidad advirtió que cualquier modificación en el presupuesto debe realizarse de manera coordinada con las autoridades locales, para evitar que la improvisación del Ejecutivo termine afectando el desarrollo urbano de Bogotá.

El llamado de los expertos es claro: el metro elevado es viable, necesario y ya está en marcha, pero Petro parece más interesado en torpedearlo que en garantizar su éxito.

Sus declaraciones irresponsables, infundadas y desestabilizadoras no solo atentan contra un proyecto estratégico, sino que confirman que el presidente sigue priorizando su ego político por encima del bienestar de los bogotanos.

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