El declive de la radio colombiana: del esplendor al desafío de reinventarse
Por Carlos Villota Santacruz, exclusivo para NOVA
La radio colombiana, alguna vez admirada en América Latina y España, ha perdido gran parte del brillo que la distinguió por décadas. Fue un medio pionero que transmitió grandes eventos deportivos internacionales, como los mundiales de fútbol y las épicas peleas de boxeo. Queda en la memoria el 28 de octubre de 1972, cuando Antonio Cervantes, “Kid Pambelé”, venció a Alfonso “Peppermint” Fraser y se coronó campeón mundial del peso wélter. La narración de Napoleón Perea hizo vibrar a todo el país, mientras el triunfo de Pambelé transformaba nuestra mentalidad colectiva: ganar era posible.
En 1975, el Circuito Todelar de Colombia dejó al mundo boquiabierto al transmitir los Juegos Panamericanos desde México con un equipo de lujo, el mismo que descubrió al joven prodigio del fútbol brasileño: Pelé, Edson Arantes do Nascimento. La radio también fue gloriosa al cubrir el Tour de Francia y el Giro de Italia, llevando el ciclismo a millones de hogares colombianos.
El declive de un gigante
Sin embargo, la radio colombiana ha ido perdiendo su esencia. De las narraciones en vivo desde estadios con voces icónicas como Pastor Londoño, Édgar Perea, Sergio Ramírez, Benjamín Cuello, Jairo Chávez, Rafael Araujo Gámez y Óscar Rentería, pasamos a relatos confinados a estudios o incluso al hogar de los locutores, limitados por las imágenes que proporciona la televisión.
El declive se profundizó con la caída del Circuito Todelar tras la muerte de Bernardo Tobón. Lo que alguna vez fue una red de emisoras emblemáticas terminó comercializando espacios al mejor postor, llegando incluso a incluir programas de brujería. Las voces inolvidables de locutores como Gonzalo Ayala y Jaime Echeverry Loaiza quedaron en el pasado.
La compra de Caracol Radio por empresarios españoles fue otro golpe. La intención de “españolizar” el contenido eliminó locutores nacionales y desdibujó la esencia de una de las cadenas más importantes del país.
La expansión de las radios evangélicas
En este panorama, nuevas dinámicas han tomado protagonismo. Pastores como Eduardo Cañas Estrada, con su visión de universalizar la palabra de Dios, comenzaron a adquirir emisoras en FM, consolidando una poderosa cadena de radio evangélica que hoy tiene presencia en casi todas las ciudades del país.
Desde Cúcuta, el pastor José Satirio Dosantos lidera el Centro Familiar Cristiano, utilizando la radio como herramienta principal para transmitir su mensaje. En este contexto, Colmundo Radio perdió su emisora más potente, ahora en manos de un grupo evangélico.
RCN y la crisis en las zonas rurales
RCN Radio, por su parte, ha cerrado más de 20 emisoras en todo el país. Las zonas rurales, históricamente dependientes de la radio como su principal fuente de información y entretenimiento, han sufrido una debilitación de la señal y contenidos que apenas alcanzan la mediocridad.
¿Y la radio musical?
En el espectro FM, algunas emisoras aún destacan. Radio Policía Nacional y Radio Tiempo se mantienen como referentes de programación musical de calidad. En contraste, Olímpica Stereo parece atrapada en un ciclo repetitivo de vallenatos que carecen de innovación, reflejo de una crisis creativa en el género.
La oportunidad perdida de las radios comunitarias
Las radios comunitarias, que pudieron haber jugado un papel clave en la revitalización del medio, no lograron capitalizar su potencial. En lugar de producir programas originales y dirigidos a jóvenes y adultos, se dedicaron a transmitir comerciales y repetir los mismos patrones de las emisoras más grandes.
Innovación: el reto para recuperar la esencia
Frente a este panorama, la radio tiene una oportunidad única para reinventarse. Las plataformas digitales, las aplicaciones de streaming y las redes sociales no tienen que ser vistas como rivales, sino como aliados para amplificar su alcance y atraer nuevas audiencias.
Podría pensarse en:
• Integración con tecnología digital: Crear contenidos exclusivos para plataformas como Spotify o YouTube, diseñados para complementar la programación tradicional.
• Segmentación de audiencias: Ofrecer formatos personalizados que capten la atención de jóvenes, como pódcast temáticos o transmisiones en vivo con interacciones en tiempo real.
• Producción de calidad: Recuperar narrativas poderosas y voces con identidad, adaptándolas a los estándares de las nuevas generaciones.
El reto de la radio colombiana no solo es sobrevivir, sino demostrar que puede reinventarse para ser tan influyente y emocionante como lo fue en su época dorada. Tal vez sea hora de recuperar esa voz original que unió al país y lo hizo vibrar con historias inolvidables.