Al dirigirse indirectamente al fiscal Mario Burgos, Petro dejó ver una motivación personal más que institucional, intentando manchar la labor de un fiscal que ha conseguido rápidas condenas en el caso del asesinato de Pecci. ¿El verdadero motivo de la embestida? Burgos lidera, además, la investigación contra Nicolás Petro, hijo del mandatario colombiano, y sus vínculos con el narcotráfico en la campaña presidencial de su padre. Este intento de desprestigiar a un fiscal activo en un caso tan sensible revela hasta dónde está dispuesto a llegar Petro para desviar la atención de las acusaciones que involucran a su propio entorno.

La familia de Pecci, que perdió a un ser querido en un brutal asesinato, fue clara en su indignación: Petro, en vez de honrar al fiscal paraguayo, utiliza su nombre para buscar venganza política y salvar su imagen. La familia y la opinión pública no están ciegas ante el descarado intento de desviar el foco hacia enemigos internos, como si esto fuera una telenovela y no la búsqueda de justicia en un caso de magnicidio.

Pero Petro no se detuvo ahí. En su discurso, insinuó que sabe quién está detrás del asesinato de Pecci, al vincular el caso con una organización criminal llamada “Junta Nacional del Narcotráfico”. ¿Petro pretende hacer creer que tiene información crucial que la propia justicia desconoce? ¿O simplemente está tratando de crear una distracción? Si Petro realmente tuviera datos concretos, ¿por qué no colaborar con la investigación en lugar de lanzar indirectas en eventos públicos?

El asesinato de Marcelo Pecci ocurrió mientras Barbosa era fiscal general, y sus esfuerzos en la investigación han sido reconocidos. En contraste, Petro ha optado por una narrativa que, en lugar de aportar claridad, enturbia aún más el caso.