El ex ministro Gaviria defenestró a Petro y lo describió como "paranoide", "agitador" y "Che Guevara moderno"
En su libro “La Explosión Controlada”, que coincide con el primer año de gobierno, el ex ministro Alejandro Gaviria revela algunas intimidades de la forma de gobernar del presidente Gustavo Petro y de sus visiones de Estado.
Cinco meses han pasado desde la salida de Alejandro Gaviria del gabinete de Gustavo Petro. A ese primer remenzón ministerial se sumó otro a finales de abril y se habla en los mentideros políticos de un nuevo revolcón en los cimientos del “gobierno del cambio”. En total han salido 11 ministros, todo esto en menos de un año. Situaciones de ese calibre bien podrían retratar “la explosión controlada” que el exministro describe en su nuevo libro y que le sirvieron para titular su obra.
Se trata del mismo Alejandro Gaviria que, en 2021 y antes de siquiera pensar que integraría su gabinete, vaticinaba a un Petro a quien –antes de 8 meses– ‘se le desbarataba el gobierno y empezaba a tuitear como loco’. Ahora, desde una postura reflexiva del poder y analítica de la administración, analiza al Presidente, su gestión y lo que viene para los próximos tres años.
Lejos de ser un memorial de agravios, Gaviria circunscribió su texto a “un libro respetuoso” de análisis sobre políticas públicas y los problemas del gobierno. Sin embargo, desnudó también varias facetas del primer mandatario, rasgos de su personalidad y los obstáculos propios que impiden hacer realidad el país que Petro le propuso a los colombianos en 2022.
No se esfuerza por la paz política
Si bien el presidente llegó a la Casa de Nariño con una agenda de “cambio” y transformación de aspectos centrales de la sociedad –que se traducen con creces en sus ambiciosas reformas sociales–, Gaviria reclamó que paradójicamente, Petro parece alejarse de la negociación o la concertación que implícitamente trae el cambio.
“Quien prometió el cambio está en una encrucijada (...) es una contradicción importante prometer la paz total y no hacer ningún esfuerzo para la paz política. Por eso digo en el libro que en él prevalece más la figura del agitador”, aseguró el exministro en una entrevista en El Tiempo.
“Un presidente sin Presidencia”
Al detallar las dificultades de Petro para confiar en la gente y rodearse de personas en las que pueda delegar, el exministro de Educación alertó que la Casa de Nariño “está diezmada y falta un equipo”. Según Gaviria, no se evidencia una Presidencia robusta, lo que conflictúa con su animadversión contra la tecnocracia. “Es un presidente solo, un lobo solitario que huye de la manada”.
En ese sentido, habló de la desconexión de Petro en ciertos escenarios, que inclusive lo llevan a estar “con su mente en otro lugar”. “Es como si a él le interesaran las angustias de la gente en teoría, pero no tanto en la práctica. Esa imagen es una especie de paradoja, que llamé ‘la soledad de la elocuencia’”, agregó en la entrevista.
“Una mentalidad paranoide”
Aunado a su desconfianza prolongada y al recelo hacia los demás, Gaviria enumeró varios sectores y personas a quienes, sin más, Petro graduó de enemigos por no estar necesariamente de acuerdo con sus posturas, entre ellos, partidos políticos tradicionales o medios de comunicación. “Él plantea el mundo entre contradictores enemigos y los amigos. Le queda difícil entender que los contradictores no son enemigos y que esas visiones del cambio podrían incluso complementarse (...) la salida mía se debe en parte a que él creyó que yo estaba tejiendo una conspiración cuando trataba de expresar mis opiniones para aportar”.
Lo anterior, según el exministro da cuenta además de la mentalidad paranoide del presidente. “Él, por su historia personal –incluso hay que entenderlo–, siempre cree que los otros pueden tratar de hacerle daño, que hay conspiraciones todo el tiempo. Esa mentalidad paranoide la asocio con posiciones ideológicas extremas, con ideas fijas”.
Preocupan sus métodos
Gaviria describió también la faceta oratoria de Petro en la que, sin duda, se siente más cómodo, pero en la que evidencia también la imagen de un “héroe romántico” que encara batallas que parecen imposibles y en los que hace referencia a “poderes, visibles e invisibles, que no me dejaron, y yo tuve el valor de enfrentarlo”.
“Me preocupan sus métodos y la facilidad con que parece instalarse en un contexto auto exculpatorio, en la imagen de un héroe romántico que dio una pelea imposible y fue derrotado por unos poderes reaccionarios dispuestos a todo con vastos recursos y mínimos escrúpulos. Una especie de Che Guevara moderno”, aseguró Gaviria en el libro, en el que compara a Petro con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: “Son idolatras de sí mismos, convencidos de que ellos son la solución a los problemas más profundos y las injusticias más duraderas”.
Impaciente para discutir
En el libro “La explosión controlada”, Gaviria profundizó en otros aspectos de la personalidad del presidente, aun cuando el propio exministro reconoció que se enfrentó al dilema ético “de qué tanto puede contar uno de lo que vio en un gobierno”. Sin embargo, aseguró que aquella persona “que uno ve tranquila, segura en la oratoria, no es la misma cuando se discuten aspectos de política pública mucho más puntuales, con los que parece perder la paciencia”.
Alertó también la desconfianza de Petro con el sector privado y sus matices como dirigente poco liberal y ciertamente conservador y hasta militarista: “Por su impaciencia con la democracia liberal y con los pesos y contrapesos, y por una dimensión que ha sido menos explorada, y es que él tiene un lado conservador también, en los derechos sexuales y reproductivos”, dijo.